Tegucigalpa, Honduras.- Algo extraordinario sucederá el lunes 15 de septiembre de 2042, y es posible que varios de los lectores de este rotativo sean testigos de un momento histórico de nuestro país: una cápsula del tiempo, resguardada celosamente hasta esa fecha, será abierta por las autoridades municipales que rijan los destinos de la capital.
“Veneración del pueblo de Tegucigalpa, abrirse el 15 de septiembre, año 2042”, indica la leyenda plasmada en una placa ubicada en la parte exterior del cabildo del Antiguo Palacio Municipal.
Esta urna morazánica fue un proyecto histórico realizado por el primer Concejo del Distrito Central durante el mandato de Tiburcio Carías Andino, en 1943.
Los propulsores de este proyecto, extendido para un futuro cercano, buscan honrar al paladín centroamericano Francisco Morazán, quien para esa fecha habrá cumplido 200 años de fallecido.
No obstante, la historia secreta continúa, ya que el 3 de octubre de 2092 otra urna conmemorativa a Francisco Morazán, también ubicada en el Antiguo Palacio Municipal, será abierta en presencia de las autoridades municipales y ciudadanos presentes en esa fecha.
Esta urna del tiempo fue encajada en la pared del inmueble durante la administración de la alcaldesa Nora Gúnera de Melgar, el 29 de diciembre de 1992.
Para el historiador Daniel Vásquez, lo más probable es que estas cápsulas del tiempo contengan documentos o “alguna información muy puntual, una proclama o imágenes relacionadas con la historia”, considera el experto.
Muchos historiadores y ciudadanos están llenos de curiosidad por saber qué esconden estas cápsulas del tiempo, enterradas por patriotas que quisieron dejar un legado para las futuras generaciones.
Otras urnas
La antigua Plaza Concepción, actualmente conocida como Parque La Libertad en Comayagüela, conserva con recelo una urna conmemorativa dedicada al gran escritor modernista Juan Ramón Molina.
“Para ser abierta el 14 de diciembre de 2094”, detalla la inscripción plasmada en uno de los muros que protegen al gran contemporáneo de Rubén Darío. Según indica la placa conmemorativa, este legado fue hecho por el Comité Pro Mejoramiento Juan Ramón Molina el 14 de diciembre de 1994.
Además de estas cápsulas del tiempo, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) resguarda con gran cuidado un lugar secreto donde, posiblemente, muchos estudiantes transitan sin imaginar lo que podría haber en su interior.
Se cree que contiene documentos y otros archivos, como discos compactos, computadoras y fotografías, almacenados en su interior para ser descubiertos el primer año del siglo XXII, es decir, en 2101.
La cápsula del tiempo, construida en 2001 por un grupo de voluntarios de la Fundación Tecnológica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), permanecerá bajo resguardo hasta cumplir su fecha autorizada para 2101.
Fuente: El Heraldo