Hoy, a gran escala, la agricultura que se practica depende en gran medida de tractores y equipos de alta tecnología automatizados. Sin embargo, las tormentas solares han creado el caos en los sistemas GPS de los equipos, y lo hacen en época crítica de siembra del maíz.
Qué ocurrió. Al parecer, la intensa actividad solar de los últimos días ha provocado cortes en los sistemas de navegación GPS que guían algunos tractores modernos de John Deere y otras marcas. Los problemas y cortes de los sistemas GPS afectaron a la precisión de los sistemas de los tractores (en algunos casos con cambios de rumbo), obligando a muchos agricultores de Estados Unidos (sobre todo en Kansas y Nebraska) a dejar de sembrar justo cuando se acerca una fecha límite crucial para la siembra de maíz.
Cómo funciona un tractor del siglo XXI. Las marcas punteras como John Deere se conectan a lo que se conoce como sistemas cinemáticos en tiempo real (RTK), los cuales permiten una siembra de precisión a un nivel de centímetros. De ahí que cualquier alteración plantee un problema enorme por posible destrucción de los cultivos. Si a ello le sumamos que estamos en temporada alta de siembra de maíz, y que el pronóstico amenaza con retrasar aún más la siembra, la situación es crítica (al parecer, el 15 de mayo “es una fecha crítica para plantar maíz”).
¿Cómo afecta una tormenta solar en los equipos? La inusitada actividad solar de estos días implica la liberación de energía del sol que viaja a través del espacio y finalmente llega a la Tierra. Cuando esa radiación golpea la esfera magnética que rodea el planeta, provoca fluctuaciones en la ionosfera, una capa de la atmósfera superior. Esos cambios pueden afectar directamente a los satélites y vehículos espaciales en órbita, alterando su orientación o potencialmente destruyendo sus componentes electrónicos.
No solo eso. Los cambios en la ionosfera también pueden bloquear o degradar las transmisiones de radio que intentan atravesar la atmósfera para llegar a los satélites, o incluso impedir que las transmisiones de radio reboten con éxito en la ionosfera. Como resultado de ello, y dado que los satélites GPS dependen de señales que penetran la ionosfera, la perturbación geomagnética puede afectar tecnología crítica utilizada, desde aviones y embarcaciones oceánicas hasta las industrias agrícolas (como es el caso) o incluso de petróleo y gas.
No es una tormenta “ordinaria”. A todo ello se suma que la tormenta geomagnética que estamos viviendo es la más fuerte observada en los últimos 20 años, alcanzando niveles G5 (el más alto) el viernes y el sábado por la mañana. Sí, es genial porque hay auroras boreales en lugares insólitos, pero no tanto si tu modo de vida depende de tecnologías con la que interfiere la tormenta.
A vueltas con el “derecho a reparar”. Lo ocurrido estos días también trae de vuelta la polémica en torno al derecho a reparar. La dependencia a la tecnología y automatización en la agricultura es parte de la razón por la que ahora hay tanto impulso detrás de las leyes sobre el derecho a reparar, ya que los agricultores quieren poder reparar sus tractores cuando se estropean, en lugar de estar en deuda con los fabricantes por ello.