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Hoy la capital de Honduras, Tegucigalpa, ofreció una visión inusual y casi utópica para sus habitantes: calles despejadas y un alivio del denso tráfico vehicular que caracteriza su vida cotidiana. Este escenario se debe al descanso de los burócratas y las instituciones educativas, una situación que se espera se extienda con la incorporación del sector privado al próximo día festivo, Jueves Santo.
Las calles de la capital, normalmente congestionadas por un tráfico constante y abrumador, experimentaron una notable calma, algo poco común en esta ciudad donde el parque vehicular supera ampliamente la capacidad de sus vías. Sin embargo, esta aparente tranquilidad no es resultado únicamente del descanso de los trabajadores, sino que también se ve influenciada por una programación ineficiente de los horarios de reparación de las calles principales de la red vial.
La combinación de estos factores genera un tráfico vehicular diario que somete a conductores y peatones a un estrés constante, según lo expresado por expertos en el tema. Lo que normalmente debería ser un recorrido de solo minutos en la capital puede extenderse hasta tres horas, lo que no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos, sino también sus bolsillos, ya que el mayor tiempo en fila implica un gasto adicional en combustible por un recorrido más corto.
Aunque este alivio del tráfico es temporal y se asocia con días festivos, destaca la necesidad de abordar de manera efectiva los problemas de congestión vehicular en la capital, tanto a través de una mejor planificación de las obras viales como de la implementación de medidas para reducir el número de vehículos en las calles en horas pico.
