Atrás han quedado los tiempos en los que Starship parecía un depósito de agua mal rematado. Durante la prueba de hoy, la nave ha llegado por primera vez a la altitud prevista y volado durante más de 40 minutos hasta caer en el océano rodeada de plasma. SpaceX emitió las imágenes finales de la nave en directo.
Hasta aquí, la misión fue un éxito absoluto (si obviamos la pérdida de control del propulsor Super Heavy tras la separación). Lo que ocurrió después con la Starship, en cambio, no estaba previsto. Tras sobrevolar el Caribe y dirigirse al hemisferio sur, la Starship no logró reencender un motor Raptor para salirse de su trayectoria y caer de forma controlada en el océano Índico. Como resultado, siguió volando y reentró en la atmósfera por efecto de la gravedad.
Lo mejor de este error es que la nave emitió en directo, gracias a sus nuevas antenas Starlink, sus momentos finales. En el vídeo de abajo podemos ver cómo la nave queda rodeada de plasma por el frenado atmosférico. Después se pierden las comunicaciones, tal vez por un fallo en el escudo térmico que hizo que la nave se desintegrara o se zambuyera en el océano en más de una pieza.
Este es el tercer vuelo de un cohete Starship totalmente integrado con sus dos etapas y un avance significativo respecto al primero. La fiabilidad de los motores Raptor ya no está en entredicho y solo queda solucionar dos etapas del vuelo: el aterrizaje o amerizaje del Super Heavy y la reentrada de la nave Starship. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos ya ha abierto una investigación para conocer la causa de los fallos y la extensión de los daños.