Los astrónomos no están contentos con la creciente cantidad de satélites orbitando nuestro planeta. Hace más de tres años cientos de estos especialistas manifestaron después de una reunión que los dispositivos de la constelación Starlink reducirían los descubrimientos. Esto llevó a la compañía de Elon Musk ha reducir el reflejo de sus satélites intentar apaciguar las quejas de la comunidad científica.
Pero las preocupaciones han ido mucho más allá. Hace poco más de un año, una compañía llamada AST SpaceMobile puso en órbita a Bluewalker 3, un enorme satélite de 1.500 kilogramos y 64 metros desplegado que sentaría las bases para una nueva plataforma de comunicaciones. Los astrónomos predijeron en ese momento que podría convertirse en un objeto fácilmente visible por su brillo.
Una “predicción” que se ha cumplido
Con Bluewalker 3 operativo en órbita, los investigadores han recopilado suficiente información como para calcular su impacto en materia de observaciones astronómicas. El estudio, publicado en la revista Nature, arroja una concusión desalentadora: el satélite es uno de los objetos más brillantes del cielo nocturno. En concreto, es casi tan brillante como la octava estrella más visible desde la Tierra.
El documento va incluso más allá. Bluewalker 3 solo es superado en términos de brillo en el cielo nocturno por la Luna, Júpiter, Venus y siete estrellas más. Esto convierte al dispositivo en un nuevo obstáculo para las observaciones astronómicas. Pero la cosa no acaba ahí. AST SpaceMobile quiere casi un centenar de estos dispositivos en órbita, algunos de los cuales podrían ser el doble de grandes que el actual.
Jeremy Tregloan-Reed, uno de los autores del estudio, advierte que, si la presencia de satélites se convierte en un problema, cambiará completamente el cielo nocturno. Las consecuencias señaladas por el especialista son amplias. Los rastros de los satélites (como podemos ver en la imagen superior) pueden arruinar observaciones de telescopios y hacer más difícil la observación de nebulosas.
Cabe señalar que, al menos en este momento, hay 18 constelaciones de satélites que están siendo desarrolladas. Entre las más conocidas encontramos las de Starlink, Amazon Kuiper y OneWeb. Además, expertos como el astrofísico del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, Jonathan McDowell, estiman que dentro de esta década podríamos llegar a tener hasta 100.000 satélites en órbita.
Meredith Rawls, miembro del Centro de la UAI para la Protección del Cielo Oscuro, ha sugerido en declaraciones a Space.com que el problema debería abordarse de manera integral. Por un lado, lo fabricantes de satélites intentando mitigar el reflejo de los mismos y, por otro, los astrónomos buscando formas de mejorar sus métodos de observación para lidiar con el ruido de sus observaciones.