Tegucigalpa,Honduras martes 29 noviembre 2022
El cubano Reiniel Pérez, de 23 años, ganador del Premio Loewe de Poesía 2022, cree que, «aunque se deje de escribir, siempre habrá poesía en el mundo, porque es una manera de contemplar la vida más allá de lo material y del silencio que puedan tener las cosas».
En conversación telefónica con EFE desde Santa Clara (Cuba), el joven autor afirma que la poesía es como hallarle siempre una boca a lo que no tiene voz y, como dice uno de sus versos premiados, todavía inéditos, «porque tantas cosas no pueden existir para quedar mudas».
Pérez participará este viernes de forma telemática en el Festival Fifty-Fifty de Avilés (norte español), que aúna poesía y jazz.
Charlará con su compatriota Sergio García Zamora, ganador en 2016 del Premio Loewe a la Creación Joven, en un encuentro moderado por la poeta y periodista Carmen Sigüenza, en el que también habrá un recital poético.
Ganarse a los que nunca leen
En la última convocatoria del Premio Loewe se presentaron 1,976 participantes de 38 países, de los que 35 quedaron finalistas.
Reiniel Pérez resultó ganador con el libro “Las sílabas y el cuerpo”, que saldrá al mercado el próximo marzo, con motivo de la entrega del galardón, cuando viajará a Madrid.
Para un escritor inédito siempre es una alegría que se le reconozca su obra y lo primero que sintió, según admite, fue una mezcla de alegría y sorpresa porque «es una victoria sobre uno mismo y sobre lo que uno hace».
El gran reto al que se enfrentan los poetas en este tiempo es escribir poesía para los que nunca la leen porque los autores ya no son el centro de la atención del público, como lo eran, explica el autor, los novelistas en el siglo XIX; estos disfrutaban del mismo favor del público que ahora tienen, por ejemplo, las telenovelas.
«El lenguaje poético es más difícil de descifrar y, tanto si queremos como si no, vamos hacia una simplificación del arte y eso es una demoledora derrota para la especie en general», piensa el autor cubano.
En su opinión, la poesía se debe leer para encontrar esas respuestas de la vida, esa especie de bitácora de viajero, y tiene que verse como un reflejo de lo que sentimos.
Vivir para la poesía
Otro verso que el autor adelanta en esta entrevista sobre la obra premiada dice: «Te tengo para hablar con aquello que no he logrado despertar, te tengo para callar y dictar pasos y sombras, para encender el cuerpo que vaga solo por el lenguaje».
«Las sílabas y el cuerpo» es un libro de amor que toma como punto de partida la relación que existe en el lenguaje y el cuerpo, y parte de lo erótico de las cosas para responder a la pregunta de hasta qué punto es posible atrapar el cuerpo en un poema o la eternidad en un verso: «De ahí se desencadenaron diez poemas que son, al final, un solo poema, es decir, son diez movimientos de un solo poema».
En el fondo, es un ejercicio para comprobar hasta qué punto la palabra, el lenguaje en sí, puede llegar a ser un cuerpo que empieza a hablar «mientras las palabras caen».
Empezó a escribir poesía «como cualquier muchacho», a los diez años, parodiando sin querer algunos versos de Neruda o de Bécquer con los que impresionar a alguna chica, y su idea, hoy, es poder vivir para la poesía, aunque sin descartar vivir de ella.
El Premio Loewe de Poesía, uno de los más prestigiosos de su género, está dotado con 25,000 euros (25,500 dólares).
Fuente: La Tribuna