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Las diez razones por las que seguimos cayendo en las ciberestafas que recibimos en Internet

Internet ha revolucionado nuestras vidas, cambiado la forma en que trabajamos, aprendemos, nos entretenemos y nos relacionamos. Los beneficios de nuestro mundo conectado son múltiples, pero también los riesgos, incluido el de ser víctima de una estafa. El fraude ha existido, por supuesto, en diversas formas y tamaños durante muchos, muchos años. Sin embargo, en Internet ha encontrado una nueva vida y ha desarrollado estrategias propia.

Cuantos más lugares utilicemos para disfrutar de las ventajas de la Red, más oportunidades tendrán los estafadores de explorar y explotar, ya sea para estafas de herencias, diversos tipos de estafas de compras, falsas ofertas de trabajo, falsos sorteos y loterías, e incluso fraudes de citas, por nombrar solo algunas de las estafas más comunes que circulan.

Pero si sabemos esto, ¿por qué seguimos cayendo en las mismas estafas? ESET, compañía de ciberseguridad, comparte algunas de las razones.

De generación en generación

En primer lugar, existen distintos tipos de estafa que llevan muchos años implantadas en la sociedad. Ese conocimiento acumulado se transmite de generación en generación de ciberdelincuentes. Las técnicas y los personajes probados a menudo se construyen meticulosamente y muchos correos electrónicos de ‘ phishing‘ se elaboran para que no se note que hay algo raro, al menos a primera vista.

La huella digital

Algunos estafadores utilizarán todos los datos disponibles y aparentemente inofensivos sobre todos nosotros en su beneficio, vigilando todos nuestros movimientos online, normalmente en las redes sociales, para acabar explotando nuestra huella digital. A menos que tengas cuidado, cuanto más interactúes de forma digital, más probabilidades habrá de que sepan mucho sobre ti. En última instancia, les resultará más fácil engañarte.

Buenas narraciones

Muchos estafadores pueden crear historias y personajes plausibles que no siempre activan sus filtros de spam. Asimismo, son rápidos en explotar los acontecimientos actuales para su propio beneficio, incluso aprovechando los temores que rodean a las emergencias públicas, como ha sucedido con el Covid-19 o la guerra en Ucrania.

Con prisa

Los estafadores te presionan para que actúes ahora, no quieren que pienses bien las cosas. Un premio lo será solo por tiempo limitado y una factura vencerá el mismo día, por citar sólo algunos ejemplos en los que te instan a tomar alguna decisión lo más rápido posible. Entonces, es probable que aprietes el gatillo sin tener en cuenta todo el panorama y sin verificar si el mensaje es legítimo. Recuerda que debes detenerte y pensar antes de tomar cualquier decisión.

La palabra ‘gratis’

Aprovechando tus dificultades financieras o simplemente el deseo de obtener dinero fácil, muchas estafas comienzan ofreciendo falsos regalos o incluyen promesas de rendimientos de inversión altísimos.

El peligro de la autoridad

La gente tiende a confiar en quienes ocupan puestos de autoridad. Los estafadores suelen hacerse pasar por personas que tienen algún tipo de experiencia: un funcionario del gobierno, un abogado, un ejecutivo de una empresa o un experto en un campo específico. Son personas en las que nos han enseñado a confiar. Los estafadores tratarán de parecer organismos oficiales y utilizarán los nombres de empresas u organizaciones que puedas reconocer para lograr su objetivo.

Las distracciones

Las estafas son cada vez más frecuentes, y puede ocurrir que alguien intente estafarte en un día en el que te sientas enfermo, cansado o vulnerable por otros motivos. Al estar preocupado por cosas más importantes, puedes prestar menos atención a los detalles, lo que abre la puerta a posibles riesgos. Los estafadores pueden incluso percibir tu vulnerabilidad y aprovecharse de ella.

Un paso por delante

Mientras intentas averiguar si un número de teléfono que llama puede ser legítimo, ellos ya se están apoderando de tu mente, por así decirlo.

Nos gusta ayudar

Las estratagemas que implican peticiones de ayuda crean empatía con el estafador o con las personas a las que el estafador dice representar. Por ejemplo, las narraciones de tragedias personales o emergencias públicas siguen siendo eficaces. Incluso si en el fondo de tu mente sabes que podría no ser cierto, sigues inclinado a ayudar ‘por si acaso’. Los estafadores se dan cuenta de que la gente quiere sentirse útil.

Falsos empáticos

Si por casualidad interactúas con, por ejemplo, un estafador romántico, normalmente a través de mensajes, puede pasar un tiempo preparándote para ganarse tu confianza, haciéndote sentir comprendido e incluso probando hasta dónde puede llegar contigo.

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