Tras recorrer miles de kilómetros con su bicicleta, desde el Reino Unido hasta Japón, el CEO de Zeltini, un gran aficionado al cicloturismo, descubrió que no es el mejor vehículo para explorar el mundo: agota las piernas, no permite llevar mucho equipaje, no puedes llevar una tienda de campaña, ni cruzar ríos o lagos.

Pero Aigars Lauzis no quería usar un coche, u otro medio contaminante. Así que solo había una solución: si el vehículo de sus sueños no existía… tendría que inventarlo.

Un todo en uno que circula por carretera con un motor eléctrico, permite dormir a dos personas en el interior, transporta equipaje, y navega.