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Convertir el CO2 en combustible, ¿una excentricidad de Elon Musk o un proyecto viable?

Las centrales de carbón y gas están sujetas al mercado del CO2

Es difícil no haber oído nunca el nombre de Elon Musk, fundador de la famosa marca de coches Tesla y su empresa emergente de cohetes SpaceX. Sin ir más lejos, este mes la revista Time lo nombró como Persona del año, destacando no solo su fortuna, ya que es considerado uno de los hombres más ricos del mundo, sino también su recorrido y su capacidad de influencia en el mercado con la simple publicación de un tuit.

Esta vez, el magnate sudafricano ha querido ir un paso más allá y ha anunciado un programa para capturar dióxido de carbono de la atmósfera (cuyas emisiones causan el efecto invernadero) y convertirlo en combustible para impulsar naves espaciales. Así lo ha explicado Musk a través de un tuit en el que anima a todas aquellas personas interesadas a unirse al programa.

Asimismo, en un comentario posterior, Musk agregó que esta tecnología “también será importante para Marte”. Recordemos que SpaceX, que se ha convertido en un proveedor de servicios de lanzamiento para clientes como la NASA, está desarrollando cohetes para viajes al espacio profundo que podrían enviar humanos a Marte. Musk dijo en 2020 que confiaba en que una misión tripulada al planeta rojo podría tener lugar en 2026.

Para entender este proyecto al detalle, nos hemos puesto en contacto con Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental de la Universidad de Barcelona (UB), quien nos ha explicado el funcionamiento de esta tecnología y las consecuencias que puede comportar.

Lo primero que hay que tener claro es que capturar el dióxido de carbono y convertirlo en combustible son dos cosas distintas.  Según explica el profesor Giménez, la metodología de captación del CO2 no es nueva, aunque siempre se ha enfrentado al mismo problema: que el dióxido de carbono se encuentra disperso por toda la atmósfera y con una concentración que, en términos absolutos, es muy baja. Esto significa que para capturarlo hay que procesar cantidades muy grandes de aire; de hecho, hay que procesar millones y millones de metros cúbicos. La atmósfera es muy grande, lo que implica además que para llevar a cabo este proceso se necesita de una empresa de una envergadura extraordinaria.

Esta metodología es beneficiosa para el medio ambiente, aunque lo ideal sería que fuese de emisión negativa

No es lo mismo capturar este gas directamente de fuentes emisoras de CO2, como podría ser una chimenea de una central térmica, en la que el dióxido se encuentra de de forma mucho más concentrada, que capturarlo directamente del aire, puntualiza Giménez. Esta última metodología se conoce como captura directa de aire (DAC en inglés), y es lo que Elon Musk pretende hacer con su proyecto. Este se llevará a cabo en la planta de DAC más grande del mundo, una instalación en Islandia impulsada por Climeworks, que comenzó a operar en septiembre y que tomará 4.000 toneladas anuales del aire, aproximadamente el doble de la capacidad de DAC anterior del mundo, informan desde Europa Press.

Aunque a simple vista 4.000 toneladas parece una cantidad inmensa, Xavier Giménez comenta que es muy poca en comparación con el CO2 que hay disperso en la atmósfera y el CO2 que hace falta capturar para acabar con el problema del calentamiento global. “No nos olvidemos que el último objetivo siempre es disminuir los niveles dióxido de carbono, el principal contribuyente al calentamiento global causado por el hombre”, recuerda el profesor.

Fuente: lavanguardia

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