Inicio - Sociales - El genio renacentista Leonardo Da Vinci es el autor del globo terráqueo más antiguo que incluye la representación de una parte de América, datado en 1504 y realizado con huevos de avestruz, sostuvo hoy en Roma su descubridor y propietario, el belga Stefaan Missinne. El experto presentó este objeto en un evento en la embajada de Bélgica ante la Santa Sede y, preguntado por Efe sobre si estaba seguro de que era de Leonardo, habida cuenta de las muchas obras en circulación atribuidas al maestro, respondió: «Al cien por cien». Missinne se topó con esta esfera en 2012 en un acto en Londres de la Royal Geographical Society, cuando alguien -que no identificó- le dijo que tenía un globo terráqueo «del siglo XIX» en el que sin embargo no figuraba completamente el continente americano. «Yo respondí que quería verlo, me lo enseñó y tardé cinco minutos en decidir que quería comprarlo», recuerda el coleccionista, mientras sostiene en la mano una réplica de su pieza más codiciada. Entonces la compró -por un precio que se negó a desvelar-, la puso a buen recaudo en Austria y después la estudió durante seis años, determinando que el autor era Leonardo y publicando sus conclusiones en su libro «The Da Vinci Globe» (2018), editado por la casa independiente «Cambridge Scholars Publishing». El objeto, que entra en la palma de una mano, está realizado con la mitad más chata de dos huevos de avestruz y en su superficie se grabó la parte del mundo que se conocía y hasta parte de América, solo doce años después del descubrimiento del continente, en 1492. El dibujo es prácticamente el mismo que el que aparece en el globo Lenox de cobre, custodiado de la Biblioteca de Nueva York y considerado uno de los más antiguos del mundo. La esfera muestra Europa, parte de Asía y África y también de Sudamérica, y hasta el meridiano del Tratado de Tordesillas, que en 1494 dividió la zona de influencia española y la portuguesa. El subcontinente americano aparece parcialmente y sobre él puede leerse «Nuovus Mundus» (Nuevo mundo, en latín), por lo que Missinne calcula que es el globo terráqueo que antes representó esta tierra. El experto repasa las razones que le empujan a creer que esta obra para él «de valor incalculable» fue realizada por el genio. En primer lugar apunta que fue realizada por alguien zurdo y fue grabada con una aleación con arsénico con la que él mantenía el color rojizo de metales como el cobre. Además el coleccionista apunta que la esfera respeta en su escala (1:80.000.0000) el cálculo que Da Vinci hizo por entonces del diámetro de la Tierra, de 7,000 millas náuticas. Por otro lado, Missinne asegura haber encontrado un boceto de este mapa en el «Códice Leicester», un compendio de sus manuscritos de la British Library, que hasta ahora se creía que representaba la luna. Así como un apunte de 1504 en el «Códice Atlántico» que reza «Mi mapamundi con Giovanni Benci», interpretándolo como un recordatorio del maestro para que no se olvidara de recuperar este objeto. Por último, el coleccionista agrega que otra prueba que le empuja a sostener la autoría de Leonardo es que el globo no está acabado, fiel a su fama de inquieto intelectual: no constan los nombres de los océanos ni los paralelos ni meridianos, algo imprescindible, pues la esfera era, en teoría, «un objeto científico».

El genio renacentista Leonardo Da Vinci es el autor del globo terráqueo más antiguo que incluye la representación de una parte de América, datado en 1504 y realizado con huevos de avestruz, sostuvo hoy en Roma su descubridor y propietario, el belga Stefaan Missinne. El experto presentó este objeto en un evento en la embajada de Bélgica ante la Santa Sede y, preguntado por Efe sobre si estaba seguro de que era de Leonardo, habida cuenta de las muchas obras en circulación atribuidas al maestro, respondió: «Al cien por cien». Missinne se topó con esta esfera en 2012 en un acto en Londres de la Royal Geographical Society, cuando alguien -que no identificó- le dijo que tenía un globo terráqueo «del siglo XIX» en el que sin embargo no figuraba completamente el continente americano. «Yo respondí que quería verlo, me lo enseñó y tardé cinco minutos en decidir que quería comprarlo», recuerda el coleccionista, mientras sostiene en la mano una réplica de su pieza más codiciada. Entonces la compró -por un precio que se negó a desvelar-, la puso a buen recaudo en Austria y después la estudió durante seis años, determinando que el autor era Leonardo y publicando sus conclusiones en su libro «The Da Vinci Globe» (2018), editado por la casa independiente «Cambridge Scholars Publishing». El objeto, que entra en la palma de una mano, está realizado con la mitad más chata de dos huevos de avestruz y en su superficie se grabó la parte del mundo que se conocía y hasta parte de América, solo doce años después del descubrimiento del continente, en 1492. El dibujo es prácticamente el mismo que el que aparece en el globo Lenox de cobre, custodiado de la Biblioteca de Nueva York y considerado uno de los más antiguos del mundo. La esfera muestra Europa, parte de Asía y África y también de Sudamérica, y hasta el meridiano del Tratado de Tordesillas, que en 1494 dividió la zona de influencia española y la portuguesa. El subcontinente americano aparece parcialmente y sobre él puede leerse «Nuovus Mundus» (Nuevo mundo, en latín), por lo que Missinne calcula que es el globo terráqueo que antes representó esta tierra. El experto repasa las razones que le empujan a creer que esta obra para él «de valor incalculable» fue realizada por el genio. En primer lugar apunta que fue realizada por alguien zurdo y fue grabada con una aleación con arsénico con la que él mantenía el color rojizo de metales como el cobre. Además el coleccionista apunta que la esfera respeta en su escala (1:80.000.0000) el cálculo que Da Vinci hizo por entonces del diámetro de la Tierra, de 7,000 millas náuticas. Por otro lado, Missinne asegura haber encontrado un boceto de este mapa en el «Códice Leicester», un compendio de sus manuscritos de la British Library, que hasta ahora se creía que representaba la luna. Así como un apunte de 1504 en el «Códice Atlántico» que reza «Mi mapamundi con Giovanni Benci», interpretándolo como un recordatorio del maestro para que no se olvidara de recuperar este objeto. Por último, el coleccionista agrega que otra prueba que le empuja a sostener la autoría de Leonardo es que el globo no está acabado, fiel a su fama de inquieto intelectual: no constan los nombres de los océanos ni los paralelos ni meridianos, algo imprescindible, pues la esfera era, en teoría, «un objeto científico».

Tegucigalpa,Honduras viernes 19 noviembre 2021

Corría el año 2001 cuando, en noviembre, llegó a los cines “Harry Potter and the Sorcerer’s Stonel”, la primera entrega de la saga de Harry Potter. Tras el éxito de los libros, con millones de ejemplares vendidos, la adaptación cinematográfica de J.K. Rowling desató una verdadera fiebre mágica hechizando a todo el planeta.

Era 1990 cuando su autora J. K. Rowling, empezó a escribir la trama del niño con gafas y una cicatriz en forma de rayo en la frente sobre una servilleta mientras tomaba un café en la cafetería Elephant House (Edimburgo), según cuenta la leyenda popular. Le costó cerca de seis años acabar de escribir el primer tomo.

La novela fue rechazada por varias editoriales, 12 concretamente, hasta que la británica Bloomsburry se decidió a publicarla el 26 de junio de 1997, un año más tarde llegaría a Estados Unidos. Tal fue el éxito que tuvo la historia del niño mago que sobrevivió en la mitad del planeta que Rowling vendió los derechos en 1999 de sus cuatro primeras entregas, marcando así a toda una generación.

Aunque haya gente que sea un auténtico “muggle” (gente no mágica) y no haya visto las películas ni leído la saga, seguro que si han oído hablar de las aventuras de los jóvenes magos que quieren acabar con “el que no debe ser nombrado” (Voldemort).

“Harry Potter and the Sorcerer’s Stone” narra la historia de un niño huérfano, Harry, que vive en el hueco bajo la escalera de la casa con sus tíos y su primo, los Dursley.

Pero, su triste existencia da un vuelco absoluto cuando cumple once años y recibe la invitación para cursar los estudios de magia en el prestigioso Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Pese a la oposición de sus tíos, Harry toma el tren que parte desde el andén 9 ¾ de la estación de King’s Cross en dirección a Hogwarts para convertirse en estudiante de conjuros, hechizos y artes mágicas. Allí empezará a aprender las maravillas y los peligros que rodean el mundo de la magia, conocerá a compañeros inolvidables y se enfrentará a cara a cara con el mal como ningún otro mago ha tenido que hacer antes.

Chris Columbus, todo un experto en el cine familiar con éxitos como “Home Alone”, fue el encargado de llevar a la gran pantalla el universo mágico de las dos primeras cintas de Harry Potter. Aceptó el encargo después de que su hija le insistiera constantemente.

Para el papel principal se eligió a Daniel Radcliffe, quien con tan solo once años estaba a punto de convertirse en una celebridad a nivel mundial, al igual que sus compañeros de reparto: Emma Watson como Hermione Granger, Rupert Grint en la piel de Ron Weasley y Tom Felton en el papel de Draco Malfoy.

A diferencia de Grint, que era un fan absoluto de los libros y tenía muy claro que quería el papel de Ron, el de Radcliffe fue toda una sorpresa, ya que ni buscaba el papel ni lo quería.

El primer candidato para ser Harry Potter fue el actor Joel Osment, conocido por su papel en “The Sixth Sense”. Sin embargo, una de las exigencias que puso Rowling cuando vendió los derechos es que todos los actores tenían que ser británicos, por lo que el joven fue descartado por ser estadounidense.

Desde la primera película, la escritora estuvo presente en los rodajes y en la adaptación de la trama. Tal fue así que se encargó de escoger en persona a los actores que interpretarían a algunos de sus personajes como Alan Rickman, quien interpretó durante toda la saga al profesor Severus Snape o Robbie Coltrane, quien haría del bonachón Rubeus Hagrid, guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts.

Richard Harris, quien interpretó al profesor Dumbledore en las dos primeras cintas, ya que, a causa de su fallecimiento en 2002 tuvo que ser sustituido por el actor Michael Gambon, fue también elegido por la autora.

A su estreno, “Harry Potter and the Sorcerer’s Stone” recibió en su mayoría críticas positivas por parte de la prensa especializada, recaudando casi 975 millones de dólares (Box Office Mojo), unos 850 millones de euros, en todo el mundo y obteniendo tres nominaciones a los Óscar, en las categorías de mejor dirección de arte, de diseño de vestuario y en la de banda sonora original, reconociendo la labor de John Williams.

Los “potterhead”, como se conoce a los seguidores del mundo Harry Potter -ya sean mayores o pequeños- están de enhorabuena ya que van a tener la oportunidad de volver a revivir las aventuras de uno de los tríos más queridos del cine.

Fuente: La Tribuna

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