Tegucigalpa,Honduras lunes 05 abril 2021
Cuando había apenas 84 casos confirmados de COVID-19 en Gran Bretaña, la profesora Sharon Peacock se dio cuenta de que el país necesitaba ampliar su capacidad de analizar la composición genética del virus.
La microbióloga de la Universidad de Cambridge comprendía que la secuenciación genética sería crucial para combatir la enfermedad, controlar brotes y desarrollar vacunas. De modo que empezó a trabajar con colegas de todo el país para trazar un plan. En un mes, el gobierno había proporcionado 20 millones de libras (28 millones de dólares) para financiar su trabajo.
La iniciativa ayudó a convertir a Gran Bretaña en líder mundial en el análisis rápido de material genético de una gran cantidad de pacientes de COVID-19, responsable de más del 40% de las secuencias genéticas identificadas hasta la fecha. Su prioridad ahora es encontrar nuevas variantes más peligrosas o resistentes a las vacunas, una información crucial para ayudar a los investigadores a modificar las vacunas o desarrollar otras nuevas para combatir un virus que sigue mutando.
“Han enseñado al mundo cómo se hace esto”, dijo el doctor Eric Topol, presidente de medicina innovadora en Scripss Research, en San Diego, California.
Fuente: La Tribuna