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LG PuriCare: así es la primera mascarilla electrónica que ofrece más protección que una FFP2

Alguien tenía que ser el primero, y ese ha sido LG. El primero en poner en el mercado una mascarilla electrónica, una que no hay que renovar continuamente y que, en principio, otorga incluso más protección que una FFP2. Su nombre es LG PuriCare Air Purifying Mask y la primera impresión al verla es que estamos frente a la parte inferior del casco de un soldado de asalto de Star Wars. Una vez puesta, sin embargo, la cosa cambia. Y mucho. LG empezó a desarrollar la mascarilla electrónica hace ya varios años, mucho antes de la pandemia, con objeto de mitigar los efectos de la polución en las ciudades más contaminadas, pero el azote del coronavirus la ha convertido en un perfecto elemento sanitario.

El dispositivo resulta sorprendentemente ligero (apenas pesa 126 g) y la forma en que se adapta a los contornos del rostro hace que no resulte incómodo de llevar incluso durante periodos prolongados de tiempo. El sellado es muy superior al de las mascarillas de tela o desechables, y no permite por lo tanto las clásicas (y peligrosas) fugas de aire en las zonas de nariz y barbilla. Además, al no tener que desecharla, su impacto medioambiental es mínimo, hasta un 90% inferior al que tienen las mascarillas que utilizamos a diario. Todos los materiales con los que está construida, incluso las correas de ajuste, son reciclables.

La mascarilla está fabricada en silicona de grado médico y en su parte frontal se aprecian dos compartimentos. Dentro de cada uno de ellos hay un pequeño ventilador, y encima de cada ventilador un pequeño filtro HEPA 13, capaz de atrapar hasta el 97,3% de los virus, incluidos los del tamaño del SARS COV-2, y el 93% de las bacterias, además de todo tipo de pólenes, alérgenos y residuos de la contaminación. Para entendernos, se trata del mismo tipo de filtro que incorporan muchos de los purificadores de aire que hay en nuestras casas, pero en versión miniaturizada.

La parte interna de la mascarilla, la que está en contacto con la piel, también lleva un filtro (aunque no es HEPA), lo que contribuye a mantenernos completamente aislados del exterior.

Los ventiladores, por su parte, tienen tres velocidades distintas, que podemos seleccionar mediante un botón situado justo sobre uno de los compartimentos. El resultado es que siempre respiraremos aire fresco y filtrado. Un sensor de respiración, además, ajusta continuamente la potencia de los ventiladores según las necesidades del usuario. Se acabó, pues, la molesta sensación de ahogo que hace que terminemos por bajarnos la mascarilla cuando estamos corriendo o caminando a buen ritmo.

El dispositivo está equipado con una batería de 820 miliamperios que permite su uso continuado durante 8 horas. La recarga se hace igual que la de un móvil, a través de un puerto USB tipo C.

El precio de la LG PuriCare Air Purifying Mask es de 150 euros, algo que así, de pronto, puede asustar, pero que si lo pensamos bien resulta conveniente a la larga. Una mascarilla FFP2, sin ir más lejos, cuesta alrededor de 1,5 euros, y se supone que tenemos que cambiarla a diario. Si no lo hacemos, ahorraremos dinero, pero la mascarilla irá perdiendo efectividad y en pocos días será como si no la lleváramos. Es cuestión de echar cuentas, pero el dispositivo quedará amortizado con apenas unos pocos meses de uso.

Al precio, claro, hay que añadir el de los filtros. Los dos pequeños filtros HEPA (los que van sobre los ventiladores) cuestan 12 euros la pareja, y duran un mes completo usando el dispositivo 10 horas al día. Si lo usamos durante menos tiempo, alcanzarán fácilmente el mes y medio. Y el filtro interior adicional se vende en paquetes de 30 unidades, también a un precio de 12 euros. Cada filtro individual tiene una vida útil de una semana, con un uso diario de 10 horas.

Aunque la mascarilla viene con una bolsa de tela para guardarla y transportarla, LG también vende también una funda especial en cuyo interior la mascarilla se recarga y queda esterilizada al 99,99% (y en apenas 30 minutos) gracias a la emisión de rayos ultravioleta. Aunque no está diseñada para eso, la funda también se puede utilizar para esterilizar objetos pequeños de uso diario, como el móvil, los auriculares, las llaves, etc. Su precio es de 120 euros.

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