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Un prototipo de cohete SpaceX Starship SN9 explotó ayer al aterrizar después de un lanzamiento experimental a gran altura desde Boca Chica, Texas, este martes, repitiéndose así el accidente que destruyó previamente otro cohete de prueba.
El Starship SN9, que explotó en su descenso final -como el SN8, destruido antes-, era un prototipo para el cohete de carga pesada que estaba desarrollando la compañía espacial privada del multimillonario Elon Musk; su objetivo era transportar humanos y 100 toneladas de carga en futuras misiones a la Luna y a Marte.
El cohete autoguiado inició su ascenso sin ningún problema aparente. Una vez alcanzó su altitud máxima, de unos 10 kilómetros, la nave flotó momentáneamente en el aire, apagó sus motores y ejecutó una maniobra planificada de «caída del vientre» para descender con el morro hacia abajo bajo control aerodinámico de regreso a la Tierra.
El problema vino cuando la nave espacial, después de voltear su morro hacia arriba nuevamente para comenzar su secuencia de aterrizaje, trató de reactivar dos de sus tres propulsores Raptor, pero uno de ellos no se activó. El cohete cayó rápidamente al suelo convirtiéndose en una bola de fuego, humo y escombros, 6 minutos y 26 segundos después del lanzamiento. A pesar del aparatoso incidente no se reportaron heridos.
