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LUSTRABOTAS DESCRIBEN A LA PANDEMIA COMO UNA EXPERIENCIA BONITA AL RECIBIR APOYO DE VECINOS

Tegucigalpa,Honduras martes 20 octubre 2020

LOS QUE NO DEJARON DE TRABAJAR SE SOLIDARIZARON 

Miembros de la Asociación de Lustrabotas de Honduras (Aso­lush), afirmaron que la pandemia del coronavirus les ha dejado una gran lección y es la de compartir, ya que durante varios meses no pudieron trabajar, pero sus veci­nos que no dejaron de laborar los apoyaron con alimentos ante la crisis económica que vivían.

José Peralta, tiene 38 años de dedicarse a lustrar zapatos, mani­festó que su trabajo le permite vi­vir del día a día y que dejaran de hacerlo durante varios meses fue una situación que en su momento les preocupó, sin embrago no se imaginó que iba a vivir la mejor ex­periencia de su vida.

“Ha sido una experiencia muy bonita porque mis vecinos que trabajan en el área de seguridad me apoyaron, ellos cuando con­seguían algo me daban y así pasé esa parte de la pandemia, siempre estaban pendientes de compartir conmigo”.

Peralta dijo que tiene cinco hi­jos y que gracias a Dios y a sus ve­cinos nunca les faltó nada, consi­dera como muy bueno ese tiem­po que pasó y además la acción de quienes lo ayudaron le permi­te aprender sobre compartir con los que no tienen en un momento de dificultad.

El lustrabotas comentó que también ha tenido que enfrentar­se a situaciones muy difíciles co­mo la pérdida de su esposa quien falleció de problemas en el cora­zón, pero él y sus hijos han logra­do salir adelante con el apoyo que les han brindado.

Asimismo, Balbino Florencio Leiva, también dedicado a lustrar zapatos, comenzó desde los seis años ya que era la única alternativa que tenía a su corta edad, aseguró que la pandemia ha sido un tiem­po de mucha reflexión y gratitud.

Es uno de los fundadores de Asolush que se formó en la déca­da de los años 70, comentó que no se arrepiente de haber emprendi­do en este rubro porque ha logrado su casa y la educación de los hijos.

La pandemia para Leiva ha si­do un poco distinta ya que estuvo contagiado y dijo que de una clíni­ca lo remitieron al Colegio de In­genieros Civiles, que funciona co­mo triaje para estos pacientes, pe­ro no confía en el sistema de salud por lo que decidió quedarse en ca­sa y pudo vencer el virus con va­rios té y aspirinas.

Leiva tiene 62 años de edad y pese al riesgo que vivió logró recu­perar su salud, “tengo seis hijos y ellos y mis amigos estuvieron pen­dientes de mí, me hacían té de li­món, también mezclaban hojas de guanábana, guayaba más tres as­pirinas”.

Enma Castro, con 35 años de ex­periencia atendiendo a los sampe­dranos para que sus zapatos luz­can impecables, expresó que con la reapertura económica se sienten en “pininos”, porque aún no circu­lan muchos y los clientes que lle­gan son pocos.

“La situación es dura, pero da­mos gracias a Dios que Él nos ha cuidado y no nos hemos enferma­do, aunque lo que hacemos es po­co porque antes me hacía entre 20 y 30 “chaines”, ahorita solo unos seis o siete”.

Aseguró que en (Asolush) eran unos 30 miembros, sin embargo, siete fallecieron, otros han busca­do otro rumbo y actualmente solo han quedado 13.

CLIENTES DESDE HACE 40 AÑOS

Plutarco Amaya, es uno de los fieles clientes de los lustrabotas, comentó que desde hace unos 40 años los visita porque desempe­ñan una gran labor y siempre que­da satisfecho con el trabajo y la atención que recibe.

Amaya afirmó haber ausentado las visitas de este grupo de perso­nas que se ganan la vida limpian­do zapatos, ya que tuvo que salir de la ciudad huyendo de la COVID-19 para evitar contagiarse.

Fuente: La Tribuna

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