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Patinazos, fallos de software y algunos despistes: los grandes fracasos de los que no se libró Apple

En casa donde el cartel de entrada llama a la innovación sus cristales no están tan limpios como una patena. En los últimos años, Apple también ha vivido en sus carnes la presión de ver borroso el bosque y ha cometido fallos en muchos de sus lanzamientos de producto. Algunos de los cuales se han solucionado rápidamente, pero otros han hecho mella en la percepción de muchos consumidores sobre la marca estadounidense.

Antennagate

El año 2010 fue duro para Apple. Presentó su flamante iPhone 4, uno de los más vendidos de su historia, sufrió un importante problema técnico que se bautizó como «antennagate». El diseño de la antena sufría una falta de recepción. Un error en el cálculo no informaba al usuario correctamente de si tenía o no cobertura. Fue un escándalo sin precedentes que sacó sus vergüenzas. En el transcurso de de un año, con el iPhone 4S, su sucesor, en el mercado, también se registraron algunos fallos que afectaban a la duración de la batería.

Un móvil que se «dobla» (literal)

Steve Jobs, cofundador de la empresa, siempre rechazó la idea de móviles grandes. Más allá de las 4 pulgadas (ahora tan lejanas) podía ser una aberración. Pero en 2014, con Tim Cook al mando, la empresa se sumó a la tendencia emergente de terminales de grandes dimensiones. El resultado fue el iPhone 6 Plus, un sensacional dispositivo que, nada más salir a la venta, vivió un esperpento: se doblaba fácilmente si se ejercía una presión suficiente. Fueron casos puntuales pero obligó al fabricante a tomar medidas y a endurecer el chasis al año siguiente.

Los mapas que se equivocaban

La marca estadounidense se ha repuesto de aquel tropiezo. En las últimas versiones, ha solventado muchos de sus problemas de geolocalización, ofreciendo un servicio solvente para navegar y descubrir puntos de interés. Pero aún muchos consumidores recuerdan aquellos inicios. El intento de competir con Google Maps tuvo un comienzo problemático. El servicio cartográfico de Apple, que desembarcó en 2012, debutó con fallos técnicos de calado. Provocó que muchos usuarios criticaran a esta herramienta, aunque las sucesivas actualizaciones han ayudado a mejorar considerablemente su rendimiento.

Con la perspectiva que otorga el tiempo, ahora está demostrado que aquel lanzamiento fue algo precipitado. La aplicación contenía errores de bulto. Los usuarios observaron, por ejemplo, que la Sagrada Familia de Barcelona se situaba en Ibiza o que Berlín era un lugar en medio de la Antártida. Por si fuera poco, carecía de algunas de las prestaciones anunciadas inicialmente por Apple. De hecho, en 2013 recibió el premio al fiasco del año por organismos internacionales.

Fallos habituales de software

En el sector de la tecnología suelen diseñarse procesos de desarrollo medidos al milímetro para analizar y probar los servicios digitales antes de liberarse las versiones oficiales que llegarán a todos los consumidores. Estas pruebas sirven para observar posibles fallos técnicos. En las últimas actualizaciones periódicas de iOS, el sistema operativo móvil de Apple, han aparecido habituales «bugs» al poco tiempo de lanzarse.

En ocasiones ha provocado fallos de rendimiento, ha forzado al máximo su batería agotando su energía en poco tiempo o ha congelado algunas funciones de cámara. Por regla general, la empresa ha solucionado al poco tiempo, mediante un parche, los problemas, pero la sensación entre los consumidores es que no se ha llegado a testear en condiciones.

Por ejemplo, la llegada el pasado año de iOS 13, su última versión, ha estado salpicada de numerosos «bugs» y pequeños fallos técnicos que han obligado a lanzar varios parches de actualización para corregirlos. Algunos de esos fallos llevaba a muchos usuarios a que las aplicaciones se cerraran inesperadamente, otras que se congelaran y no funcionaran.

En otras actualizaciones se descubrieron problemas del sistema de autocorreción del teclado. De tal manera que todas las grandes aportaciones como el modo noche o el teclado deslizante se quedaron eclipsadas. En 2014, muchos usuarios detectaron errores y «bugs» en iOS 8 que los desarrolladores y técnicos no habían experimentado. Entre los principales se encontraban la descarga acelerada de la batería y el fallo en conexión de internet a través de WiFi.

La cancelación de su «almohadilla»

Uno de los productos más esperados y cautivadores de los últimos años para los seguidores de Apple era la AirPower. Una almohadilla diseñada para cargar varios dispositivos al mismo tiempo de manera inalámbrica. Tres dispositivos a la vez. Un invento práctico e interesante que iba a cambiar la experiencia de uso de los dispositivos de la compañía. Pero, según medios especializados, se encontraron problemas técnicos que llevaron a cancelar el proyecto al no superar su estándares de calidad. Lo curioso es que se anunció en un evento de presentación por todo lo alto y al poco desapareció de sus comunicaciones.

El accesorio se presentó oficialmente en 2017 junto con el iPhone X, el terminal que homenajea los diez años del producto. Pasaron los meses (y años) y la marca no volvió a hacer mención en ninguna de sus presentaciones. Algo que suscitó las dudas de los analistas. ¿Sobrecalentamiento? ¿Fallos de conexión? Nunca se averiguó. Pero lo cierto es que en cada evento de la empresa se rumoreaba que se iba a concertar su fecha de lanzamiento. Tampoco hubo suerte. Este cargador presentaba una tecnología compleja cuyo diseño interior requería de grandes pruebas de estrés.

Contraseñas comprometidas

La versión de 2017 del sistema operativo para ordenadores Mac no solo ha tenido un traspiés, sino dos. Dos brechas de seguridad descubiertas en MacOS High Sierra han manchado la imagen de Apple como empresa que cuida a los profesionales. La razón, la existencia de dos agujeros (que se parchearon al poco tiempo) que permitían que cualquiera pudiera acceder a los equipos sin conocer la contraseña.

Una señal que viene salpicada, además, de los continuos errores técnicos de iOS 11, la plataforma móvil de la compañía para los dispositivos iPhone y iPad. Y no solo eso, Apple entonó aquel año el mea culpa por su controvertida apuesta a la hora de crear el Mac Pro, presentado hace seis años y que destacaba por su diseño cilíndrico.

Power Mac G4 Cube

Pero antes de la muerte de Steve Jobs también se produjeron otros patinazos importantes que dejaron en evidencia a una compañía acostumbrada a los grandes triunfos. Más lejano en el tiempo, en 2000, y coincidiendo con el regreso del genio hacía tres años antes, Apple ideó un concepto de ordenador a caballo entre el iMac y el Power Mac. El resultado fue el Power Mac G4 Cube, un ordenador en forma de cubo cuya principal característica fue el diseño.

Aquel dispositivo, que no contenía ventiladores y estaba recubierto de un cristal de metacrilato, fue un intento de lograr un ordenador compacto. Contenía dos puertos USB y para utilizarse se requería de conectarse a un monitor. Su alto precio (1.699 dólares) y problemas de sobrecalentamiento fueron algunas de las causas para que se retirara del mercado al año siguiente. Su sucesor ha sido el Mac Mini, aunque su diseño le ha valido incluso para exponerse como obra de arte en museos.

Apple Pippin

El área del ocio electrónico ha sido una de las asignaturas pendientes de Apple. Con la llegada de las primeras consolas domésticas, el mundo de los videojuegos no ha hecho más que crecer hasta llegar a un momento en el que el sector mueve más dinero que el cine y la música juntos. Se ha especulado varias veces sobre la posibilidad de que la firma de Cupertino se lanzara al mercado de las consolas.

En los últimos años no ha sido así. Pero hubo un intento, un ordenador pensado para el consumo de juegos llamado Apple Pippin y que llegó en 1995 aprovechándose de la creación de la primera PlayStation, la respuesta de Sony al duopolio de Nintendo-Sega. Pero el dispositivo de Apple, cuyo objetivo fue crear un ordenador barato dirigido principalmente a funcionar con títulos multimedia basados en CD, llegó en mal momento, con un alto precio de salida y una escasa oferta de juegos que lo convirtieron en un producto poco atractivo. Según cálculos de algunos medios especializados, vendió unas cuarenta mil unidades.

Apple Lisa

No era un mal dispositivo, pero su precio (casi diez mil dólares) no ayudó demasiado a conquistar al público, y eso que entonces los precios de los productos tecnológicos más avanzados no eran baratos precisamente. El ordenador ofrecía una interfaz gráfica, apostando por la multitarea y se manejaba con un ratón. A pesar de sus grandes aportaciones a la innovación, sus ventas se descontinuó tras vender en dos años (desde 1986) cien mil unidades.

Macintosh TV

La televisión también ha sido otra categoría que Apple ha intentado explorar en su historia. Pero la «caja tonta» se le resiste, aunque ha venido ofreciendo algunas soluciones alternativas y, en la actualidad, se habla incluso de una plataforma para reproducir contenidos en «streaming».

En 1993 lanzaron Macintosh TV, un híbrido entre televisión y ordenador cuyo principal problema era que no sobresalía en ningún terreno. Se estima que solo llegaron a vender unos diez mil modelos en los cinco meses que duró en el mercado. Paradójicamente, actualmente diversos fabricantes de tecnología intentan abrirse camino en el mercado de los televisores intentando cambiar la forma en la que consumimos los contenidos.

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