23.03.2020
Así que aquí va un nuevo post de Vacío Cósmico con sugerencias que pueden llevarnos la ciencia a nuestro encierro, y con la que incluso podemos todos ayudar a entender mejor el universo, además de distraer la mente de las preocupaciones de estos días. Presentamos actividades de lo que se llama ciencia ciudadana (citizen science en inglés, para los que quieran buscar más opciones) que abarcan muchos de los temas astrofísicos más candentes. Y también indicamos una actividad para niños.
Las dos iniciativas más exitosas en los últimos años en el ámbito de la ciencia ciudadana están relacionadas con planetas en nuestra galaxia y con el estudio de galaxias cercanas.
Conviértete en buscador de planetas. Una misión de la NASA está buscando planetas por el método del tránsito. Este método consiste en la medida de variaciones en la luz de una estrella producidas por el paso de uno o más planetas por delante, cuando realizan un tránsito. Esta misión, llamada TESS, ha elegido 200.000 estrellas de la Vía Láctea que ha estado observando de manera continuada para intentar detectar estos cambios en su luz. TESS construye curvas de luz para esas estrellas, es decir, mide su brillo durante periodos de tiempo más o menos largos para detectar variaciones. Como los planetas giran en torno a la estrella, los cambios de brillo tienen que ser periódicos, repetirse cada cierto tiempo. Sin embargo, los planetas son muy pequeños con respecto a las estrellas y los cambios en la luz son muy muy pequeños. La cámara de TESS es extremadamente sensible, es capaz de detectar que algo ha provocado que no nos lleguen 2 de cada 10000 fotones provenientes de una estrella de magnitud 10 (algo menos brillante de la que podemos ver con nuestros ojos). Pero esos pequeños eclipses es fácil que pasen desapercibidos y que se confundan con el ruido en la señal. Por suerte, el ojo humano es bastante bueno en identificar puntos discordantes en una gráfica (nos gustan las cosas que se separan de la normalidad) y por eso Planet Hunter Tess nos propone buscar tránsitos en curvas de luz. La tarea no es fácil, sobre todo si queremos buscar planetas tan pequeños como la Tierra, pero la recompensa de descubrir un nuevo mundo merece la pena.
Ayuda a clasificar millones de galaxias. El segundo gran programa de ciencia ciudadana es Galaxy Zoo. Parece mentira, pero hace un siglo no se conocía que hay millones de galaxias como la nuestra, se creía que la Vía Láctea era todo el universo. Fue por mujeres como Henrietta Swan Leavitt y por hombres como Edwin Hubble por los que acabó apareciendo la palabra galaxia tal y como lo entendemos hoy (con analogía a los universos isla de Immanuel Kant o al trabajo previo de Thomas Wright). Y en los albores de la astrofísica extragaláctica, aquella que se encarga de estudiar galaxias más o menos lejanas, lo primero que se hizo fue una clasificación basándose en el aspecto, en la morfología de las galaxias. La idea era que si dos galaxias parecían iguales seguramente se habían formado de igual manera. Es un argumento tomado, por ejemplo, de la zoología: si dos animales tienen cuatro patas, cola y hocico, seguramente provienen de una misma rama evolutiva. La clasificación morfológica de galaxias a través de imágenes se hizo en un principio visualmente dividiendo entre galaxias espirales, elípticas, barradas e irregulares. E. Hubble lo hizo para unas 200 galaxias. Hoy tenemos imágenes de millones de galaxias, costaría mucho repetirla como la hizo Hubble. Y la clasificación morfológica es bastante difícil de codificar para poder hacerla de manera automática, lo que el ojo humano hace no es trivial. Por eso Galaxy Zoo nos propone visualizar imágenes de galaxias y responder a unas preguntas para clasificarla. Galaxy Zoo va más allá y aplica herramientas de machine learning para usar lo que los astrónomos aficionados y profesionales hacen con sus ojos para unos miles de galaxias y entrenar a una máquina para que haga algo parecido en los millones que hemos observado. Como curiosidad, podemos decir que hace dos años la clasificación de un grupo de ciudadanos dio lugar al descubrimiento de un nuevo tipo de galaxias, las llamadas guisantes verdes.
Hay muchos más ejemplos de iniciativas de ciencia ciudadana y de actividades recreativas en el ámbito de la astrofísica. Enseñaremos más en próximas entradas de este blog, hasta que venzamos al bicho. Ojalá que todos pasemos este trance lo mejor posible, juntos lo conseguiremos. ¡Ánimo!
Fuente: elpais.com