18.09.2017
Es ceibeño, zapatero y locutor. Se considera un famoso, pero sin fortuna, porque dice que no solo el dinero da fama.
Lo conocen como “Darío Casado”, pero su nombre es Darío Alfonso Meléndez. Llegó a San Pedro Sula cuando tenía siete años y comenzó a trabajar en la zapatería a esa edad.
Creció en medio de la pobreza y la prostitución en el barrio Medina. Ahí vivía, en una cuartería, donde hoy es el mercado. Cuenta que escuchaba los escándalos que hacían las mujeres en las cantinas y las que ejercían de “mujeres alegres”.
“Mi papá se había ido a Estados Unidos. Así que mi mamá y unas hermanas vivíamos de arrimados y dormíamos en el suelo porque la pobreza era extrema. Ya ni recuerdo cuánto tiempo estuvimos en esa condición; pero fue bastante”.
Dice que estuvo trabajando mucho tiempo y aprendió a fabricar y reparar zapatos, también fajas y carteras. Después decidió tener su propio negocio y ya tiene 50 años en este rubro.
Su carisma le ha permitido ganar buenos amigos. Siempre está alegre porque dice que le gusta transmitir lo positivo a sus clientes. Al preguntarle, si realmente se considera un famoso, responde: “no lo soy, pues solo me la creo cuando entro a un lugar y la gente comienza a decir: miren es Darío Casado, ahí me pongo como pavo real y digo soy famoso, aunque no tengo fortuna”.
El zapatero tiene una vieja máquina que le permite producir. Comenta que un señor con el que trabajó se la dio de prestaciones y ha sido lo que le ha permitido mantener a su familia durante todos estos años.
Darío fabrica calzado para hombres y mujeres. Los hace a la medida y al gusto del comprador. Sus clientes llegan de todos lados, incluso dice que calza a extranjeros. A propósito, está trabajando en unos zapatos de un europeo con talla 44.
“Solo uso cuero y vendo caro, pero a veces depende del cliente. Por ejemplo, a mis hermanos negros les vendo barato o se los doy y que Cristo me pague. Normalmente, el par vale 600 ó 700 lempiras.
LLEGA A LA RADIO
“Llegué a la radio por una broma y le comí el mandado a un montón. Un día un hermano me dijo que le hiciera como locutor y yo les dije que sí podía y al imitar a uno todos se asombraron y vieron que este negrito sí puede”.
Se considera un hombre versátil. Tiene 27 años de trabajar como locutor de radio. Comenzó en la Power FM, luego experimentó en otras y ahora trabaja en radio El Mundo. Dice que ahí hace de todo: es animador, puede hacer una nota musicalizando.
También lee notas informativas. Este hombre asegura que la radio es como un juego o pasatiempo para él. Lo hace porque le gusta, ya que el salario no es muy bueno, pero que la zapatería le da para vivir, razón por la que le da prioridad.
Darío se ha casado cuatro veces y tiene ocho hijos en total. Cuenta que sus exesposas están bien, que su trabajo le da para mantenerlas, porque a todas les ha dado casa y manutención.
Su pareja actual es Jaqueline Figueroa, con quien tiene 19 años de estar juntos y han procreado tres hijas.
Al preguntarle por proyectos a futuro, dice que pronto tendrá un programa en la televisión y está escribiendo un libro en el que narra sobre sus experiencias.