
La música como medicina: cómo cantar y tocar un instrumento mejoran la salud mental y fortalecen vínculos
Cantar, escuchar música o componer puede ser mucho más que un simple pasatiempo: está estrechamente relacionado con el bienestar cerebral, la salud mental y la conexión social. Contrario a la creencia común, no es necesario ser un cantante profesional o una estrella para beneficiarse de la música. Incluso quienes cantan en el coche, participan en un karaoke o tocan algún instrumento por placer pueden experimentar efectos profundos y positivos.
Beneficios de la música para el cerebro y la mente
La música tiene la capacidad de relajar tanto la mente como el cuerpo, asociándose con múltiples beneficios para la salud cerebral. Según Daniel Levitin, profesor emérito de neurociencia en la Universidad McGill, la música ayuda a regular las emociones y facilita la comunicación interpersonal. Escuchar canciones que nos gustan aumenta el bienestar subjetivo, reduce el estrés y mejora la gestión de emociones negativas, al tiempo que potencia emociones positivas.
Desde la neurobiología, la música estimula la liberación de dopamina, el neurotransmisor del placer, activando el sistema de recompensa cerebral y promoviendo sensaciones de satisfacción y bienestar.
Hacer música: un impulso para la salud mental
Participar activamente en la música —cantando o tocando un instrumento— multiplica los beneficios, ya que implica mayor autonomía y control emocional. Daniel Bowling, psiquiatra e investigador en la Universidad de Stanford, afirma que hacer música es una herramienta poderosa para conectar con el cuerpo y las emociones, fortaleciendo la salud mental.
Estudios recientes revelan que actividades como el karaoke aumentan el sentido de propósito y la fluidez emocional en adultos mayores. Además, la práctica musical constante fortalece la resiliencia cognitiva, ayudando al cerebro a crear nuevas conexiones neuronales, algo esencial para mantener la agilidad mental en la vejez.
Evidencia científica: música y envejecimiento saludable
Un estudio con adultos mayores mostró que seis meses de práctica de piano o escucha activa de música aumentan la materia gris cerebral y mejoran la memoria auditiva a corto plazo. Practicar piano durante un año se asocia además con mayor flexibilidad cognitiva, según investigaciones recientes.
Más allá del ejercicio mental, interpretar piezas musicales permite conectar con la historia y la cultura universal, generando un sentido único de cercanía con obras clásicas y su legado.
Música en grupo: la conexión social en armonía
Hacer música en grupo, como en coros o bandas, potencia los beneficios individuales y crea experiencias de unión emocional y sincronización social. Estudios demuestran que tocar ritmos juntos fortalece los lazos entre personas y disminuye la hormona del estrés (cortisol), mientras que aumenta la oxitocina, la hormona del apego y la confianza.
La música coral, en particular, puede acelerar la socialización y el sentido de pertenencia, ayudando a integrar a los participantes y disolver la sensación de aislamiento.
Consejos para empezar a cantar y hacer música
No hay edad ni experiencia límite para comenzar a explorar la música. Lo más importante es disfrutar y participar, no alcanzar la perfección técnica. Puedes empezar escuchando tus canciones favoritas, cantando en la ducha, el coche o en privado, y luego animarte a tocar un instrumento o unirte a grupos musicales o coros para potenciar el contacto social.
La clave está en vivir la experiencia musical y conectar con otros, ya que los beneficios emocionales y sociales surgen desde el primer
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