21.04.2025
«Es un gran papa el que se fue», señala, aún conmocionado, Fabio Malvesi quien, como muchos otros fieles, acudió este lunes a la plaza de San Pedro del Vaticano desde que se anunció la muerte a los 88 años del papa Francisco.
Es lunes de Pascua, una festividad religiosa extremadamente importante y día feriado en Italia, y muchos romanos habían previsto pasar por el Vaticano.
«Estaba aquí por casualidad, escuché la noticia en un programa de radio, es un gran papa el que se fue, muchas cosas cambiaron, rompió barreras, era una gran persona, simple», considera Malvesi, de 66 años, dando nerviosas caladas a un cigarrillo.
Detrás de él, varios equipos de televisión empiezan a colocar cámaras y focos en la gran plaza bordeada por la famosa columnata de Bernini, dominada por la impotente silueta de la Basílica de San Pedro.
Más allá, unos policías hablan sobre el dispositivo de seguridad que habrá que poner en marcha frente a la llegada de fieles.
Al borde de las lágrimas, Cristina Borsetto no puede evitar relacionarse con el papá Francisco, elegido en 2013, ya su hijo pequeño, que nació ese año.
«Es un momento difícil para nosotros los cristianos, aún más para nuestra familia, pues me recuerda el nacimiento de mi hijo», explica la mujer, una ama de casa que vino a Roma desde Padua, en el norte de Italia, para pasar la Pascua.
«Es un papá que siempre fue de una extrema espontaneidad y simplicidad […] Representaba a Dios, la autoridad suprema de la Iglesia, pero no estaba demasiado alejada de la gente común», recuerda.
Cuando las campanas empezaron a repicar a partir de las 10H35 en todas las iglesias de Roma, dos parejas de turistas franceses tuvieron la sensación de estar viviendo «un momento histórico».
«Fue raro, fueron unos romanos los que nos lo anunciaron, estaban tristes, compartimos su tristeza, sin que nosotros seamos tampoco muy creyentes», cuenta Pascale Girard, de 57 años.