Texas, Estados Unidos. 29.1.2025. Con la excusa de contener la migración, tropas armadas, cercas de alambres de púas, cámaras y sensores están desplegados hace un año en la frontera de Eagle Pass, ciudad de Texas que tiene en la orilla opuesta del río Grande a la mexicana Piedras Negras. ¿Dio resultado?
El centro de la actividad militar es el parque Shelby, por décadas el lugar de esparcimiento donde los residentes de Eagle Pass hacían picnics, mojaban sus pies en el río o paseaban en kayak, en armonía con sus vecinos mexicanos.
Pero desde la militarización, enormes contenedores montados consecutivamente bloquean el paisaje, y la zona está completamente reforzada con alambres de trinchera, que además se extienden por varios kilómetros en la ribera estadounidense.
Periódicamente, humvees patrullan por tierra, mientras en el río un deslizador militar pasa a velocidad y espanta a las aves que merodean en la zona. La mayoría son miembros de la guardia nacional de Texas y de algunos estados conservadores que enviaron soldados de apoyo.
Todo este despliegue generó una crisis con la administración anterior de Joe Biden, porque las fronteras son jurisdicción federal.
Pero ahora el presidente Donald Trump, quien declaró en emergencia la frontera sur, reforzará la seguridad enviando tropas federales a distintos puntos a lo largo de sus 3.000 km de frontera con México, 2.000 de ellos en Texas.
El sábado, medio centenar de militares se detuvo a desayunar cerca de San Antonio, a tres horas de la línea de frontera, y fueron recibidos entre aplausos por los comensales.
El gobernador Abbott ha dicho que su estrategia defendió al país de una «invasión» e hizo caer drásticamente los cruces de migrantes en el último año.
Pero Jessie Fuentes, de 65 años, nacido y criado en Eagle Pass, recuerda que la reducción de cruces se debe a estrategias de contención en México y países de Centroamérica coordinadas con la administración Biden y no por mérito de Abbott.
Fuente: La Tribuna.