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JUTICALPA, Olancho. 05.08.2023
Hoy en día no podemos caminar, si no andamos zapatos de marca; las culturas de otros países han eliminado casi por completo nuestras raíces históricas, formas de pensamiento y actuación.
Nuestros antepasados olanchanos no usaban el calzado que nosotros conocemos y usamos hoy en día. De hecho, lo más usual era andar descalzo, lo que popularmente se conoce como “chuña”.
Muchas personas utilizaban el caite, palabra que proviene del náhuatl cactli o cacles, que significa zapatos, sandalias. Hasta el tiempo de nuestros abuelos, evolucionaron al caite de llanta.
Este era una sandalia rústica que tenía su suela confeccionada de neumáticos de llanta de un vehículo, cuando todavía eran novedosos los automóviles.
El uso de los caites fue una etapa de nuestros bisabuelos y abuelos que no podían tener acceso aún al calzado en nuestra región, por su alto precio y su casi inexistencia.
Quizás, usted recuerda a sus abuelos haciéndolos de una llanta vieja y tiras de cuero de vaca. Esos caites antiguos dicen que duraban mucho.
LOS SIETE GATOS
Pero la evolución del calzado no se detenía y apareció el calzado “Los 7 Gatos”. Este calzado fue el primer zapato que muchos de sus padres usaron. Generalmente, estaban hechos íntegramente de hule.
Esos eran zapatos 4×4, todo terreno, no había lodazal, charcal, ni pegadero que los detuviera. Para bailar eran buenos y se presumían a las damas de la época.
El calzado Los 7 Gatos, por el material, por los pies de las personas que nunca habían usado zapatos ni calcetín, los primeros días tenían que soportar las peladuras que les provocaban.
Además, hay que entender que no existían los talcos medicados para los pies y cuando se los quitaban para ir a dormir, parecía que los siete gatos se habían muerto y debían dejarse afuera de la casa para que se ventilaran con el sereno de la noche.
ZAPATOS PARCHADOS
Cuando se rompían o sufrían una perforación con un machete calentado en medio de las brasas de un fogón y un pedazo de hule, se parchaban.
Muchos tenían un par de estos zapatos, que estaban llenos de parches; cada vez que se le rompían, los parchaban, ya no se miraba el zapato de tantos parches, pero agua no les entraba.
Poco después aparecieron las botas de hule y las personas dedicadas a las faenas del campo las tomaron para tal fin, volviendo parte de su indumentaria diaria para tales menesteres.
LOS FAMOSOS BURROS
Elaborados a base de cuero, los zapatos llamados burros eran ya más parecidos a los que actualmente usamos en nuestro tiempo.
Por ser materia prima de la zona y hechos a mano calificada del país, era un calzado que pasaba de ser estrenado por el hermano mayor, hasta terminar en el menor, luciendo en buenas condiciones.
Era el calzado que usaban nuestros padres y algunos de nosotros lo hicimos en las escuelas y colegios.
Para poder estrenar otro par, se usaban en las “potras”, pues solo de esta manera, se dañarían con más rapidez.
Con los tratados de libre comercio, se inundó el país con calzado usado y nuevo proveniente de otros países y que son desechables después de un par de usos.
En muchos barrios de Juticalpa existían las calzadoras y talleres de reparación. Después de estos tratados comerciales, se extinguieron y con ello desaparecieron estos oficios y empleos.
