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Muere “Chico” Lara, el genio de las matemáticas y la alegría

Tegucigalpa. 11.05.2023

Cada vez que se acerca el aniversario de la colonia 21 de Octubre, vienen a la memoria aquellos sonidos musicales que salían desde lo alto de la del sector 6 y que se regaban como pólvora en cada uno de los sectores vecinos. Apenas nacía la noche fría y unas manos maravillosas en movimiento sobre un moderno teclado invitaban al deleite y al jolgorio.

Los comensales comenzaban a caminar por las calles y venían como en procesión de Semana Santa, desde todos los sectores, puntuales a la espontánea llamada se acercaban hasta aquella modesta tarima de tabla de orilla donde un flaco jovenzuelo vestido de camisa floreada y zapatos blancos con un pantalón acampanado, de pelo rebelde, nariz aguileña y con cara de desvelo, movía sus dedos con tal maestría que producía sonidos que alegraban el alma del más lejano espectador.

Pronto la muchedumbre reunida por miles caía en un estado musical puro y el baile entre parejas en la calle llena de aserrín se volvía carnaval hasta entrada la fría madrugada del siguiente día de aquellos octubres de antaño. Nadie convocaba sino el sonido maestro del talento humano y su instrumento. No era necesario pagar ni tener una invitación. Todavía no había muros y todos éramos una gran familia. Sin duda, éramos felices y no lo sabíamos.

“Chico” Lara, muy orgulloso con su hija, Diana Lara.

GENIO A LOS 5

“Chico” Lara nació en San Pedro Sula y creció con sus hermanos en el barrio Lara, en el municipio de Santa Rita, Yoro, donde su papá fue el primer alcalde y muere cuando “Chico” tiene siete años de edad, por lo que su mamá queda sola, manejando el negocio familiar.

“Chico” Lara fue el primogénito de 13 hijos y aprendió a tocar el acordeón y la marimba, instrumentos favoritos de su progenitor. Era tan genial que, a los cinco años de edad, ya los ejecutaba con maestría.

Pero cuando su papá muere todo cambia. De la música pasa a vender leña que recogía de la montaña, bajando por el río, también entrega periódicos y vende tortillas y todo tipo de comida elaborada por su mamá. Rápido se convierte en el hombre de la casa, eso sí, nunca bajó su índice de 98 por ciento en los estudios.

Aquella excelencia académica le valió para ganar un día una beca de estudios en el Instituto José Trinidad Reyes de San Pedro Sula. Luego gana otra beca para estudiar en la Normal de Varones, donde se especializa en matemáticas, al punto que descubre que la música y las matemáticas son lo mismo.

Pronto comprendió que entre números y pentagramas hay una armonía pura y se convierte en autodidacta de la música, aprende a ejecutar casi todos los instrumentos que existen, al punto que lo quieren becar en un conservatorio en Chile, pero cupido lo flechó y no lo dejó ir al sur.

Cuando le toca venir a Tegucigalpa a estudiar a la Normal, llega a la 21, a la casa de su tía doña Mafina en el sector 5, solo para convertirse en el sobrino amado de todas las Titas. Allí todos eran artistas. Amílcar Lara, su tío, era poeta y escultor.

Mafina no era música, pero escribía todas las canciones para que “Chico” Lara las interpretara con maestría. “Chico” Lara aprendió de Mafina cada vez que ella se inspiraba, entonces ella solo tarareaba la canción y luego salían las canciones casi de manera espontánea.

La muerte de Yolanda de Smart, ocurrió la noche del miércoles 10 de mayo de 2023, un duro golpe para la familia.

PURA MÚSICA

Más pronto que tarde, “Chico” Lara es pura música y se convierte en el músico más cotizado y mejor pagado de Honduras por muchos años. Crea una empresa de audio y el grupo musical “Chico Lara”. Muchos artistas iban a las grandes fiestas que armaba en su casa, al punto que un día llegaron famosos de la talla de José José y Olga Guillot.

En aquella banda de cipotes estaban Yofo Hernández, el Dr. Olman Betanco, “Chico” Lara y otros que luego fundaron la “Venerable Orden 5ta” en la que su esposa atendía con comida y boquitas a todos los artistas.

“Chico” Lara siempre fue un perfeccionista, dándole la mayor importancia al estudio de sus cuatro hijas (Nancy, Carol, Diana y Francis), a quienes siempre enseñó los valores de la autosuficiencia y la independencia económica para ser libres emocionalmente.

Para exponer su talento musical, “Chico” Lara regalaba el audio y conseguía las tarimas y todo lo necesario, mientras su esposa, Gina Smarth, atendía con comida y boquitas a todos los artistas.

Sin duda alguna, el mayor legado del gran “Chico” Lara es su naturalidad y su genialidad, tan brillante que hasta Armando Manzanero le decía maestro y Olga Guillot siempre le reconocía a pesar que la primera vez que vino a Honduras tuvieron un choque.

“Chico” Lara también tiene como legado esa parte humana que le cambió la vida a mucha gente. Enseñó a Gustavo “Sompopo” Herrera a tocar el bajo hasta que se hizo estrella.

Siempre apoyó todas las actividades del equipo de fútbol y en Navidad le daban el listado de los niños y “Chico” Lara, les compraba regalo a todos.

La Policía lo quería mucho porque les celebraba las navidades en el barrio Casamata. “Chico” Lara siempre ha sido servicial, predicando que nació para servir, lo cual le hizo crecer espiritualmente más que materialmente.

“Chico” Lara también tiene su huella a nivel nacional, pues fue el creador conceptual de “Que Canten los Niños”, un popular programa que estuvo al aire en Televicentro por más de 10 años.

“Chico” Lara tenía la paciencia de acompañar a los niños, de motivarlos y en los cumpleaños de sus hijas les hacía vivir como en un mundo mágico, pues llevaba magos, músicos y todo para la diversión de los niños.

“Chico” Lara nunca quiso irse de la colonia porque “en la 21 todos vivimos en una comunidad, en una fraternidad que no tiene precio, donde mis hijas conviven con otros seres humanos y donde vivimos en una fraternidad en la que todos nos apoyamos” dijo cierta vez “Chico” Lara en medio de una entrevista.

Sin duda alguna, “Chico” Lara es el genio musical de la colonia 21 que hizo reír y gozar a muchos por muchos años y que con su talento y entrega deja un legado imborrable en cada colono que bailó con sus afinados acordes.

“Chico” Lara murió 12 horas después, de que falleciera su suegra, Yolanda de Smart, la noche del miércoles 10 de mayo-2023.

(Colaboración Frederick@Texeira).

Aquí, una de los dibujos que le hizo Frederick Texeira, a “Chico” Lara.

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