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Tegucigalpa. 31.03.2023
El aroma ya se siente y para muchos capitalinos, ya es el inicio de Semana Santa, ya en el parque central, frente a la catedral están apostados los vendedores de palma.
La tradición vuelve después de la pandemia y muchos capitalinos se vieron animados a comprar, por anticipado, su ramito de palma, unos en forma de óvalo y otros como una cruz.
Aunque oficialmente es el “Domingo de Ramos”, pero la fe de los capitalinos es fuerte y se viene con una fuerte celebración de la Iglesia católica.
En ese sentido, en la víspera de la celebración del Domingo de Ramos, muchas personas, especialmente campesinos de los municipios aledaños, llegan a los alrededores de las diferentes iglesias y en la capital, frente a la Catedral Metropolitana, con el propósito de promover la venta de los tradicionales ramos de palma.
Los comerciantes llegan con muchas ansias para vender sus productos artesanales que elaboran con las palmas, como los ramos y cruces, que tienen un valor desde diez lempiras en adelante.
“Nosotros solo queremos que el pueblo nos coopere con la compra de los ramitos, porque no podemos llevar todas estas palmas de regreso a nuestros lugares”, dijo una de las vendedoras, que también venden el fruto más conocido como coyoles.
Hay vendedores que llegan en familia a las afueras de la catedral, desde las aldeas de los municipios de Reitoca y Curarén, así como de otros sectores de Francisco Morazán, esperando poder vender todo, ya que después de tres años, por los efectos de la pandemia del COVID-19 mermó la presencia física de la feligresía católica en las celebraciones de Semana Santa, este 2023 se podrá hacer incluso sin el uso obligatorio de la mascarilla.
Este 2023, el Domingo de Ramos tendrá lugar el próximo 2 de abril, fecha en la que miles de creyentes católicos acudirán a los templos en compañía de ramos de palma y flores para que estas reciban la bendición.
La costumbre celebra ese día porque se conmemora la entrada triunfal de Jesús a la ciudad de Jerusalén, entre cientos de fieles que lo nombraban “Mesías” y le daban la bienvenida con ramos.
