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«El pequeño Nicolás», de Goscinny y Sempé, será para siempre inmortal

Tegucigalpa,Honduras martes 03 enero 2023

«El pequeño Nicolás», personaje de cómic que el escritor René Goscinny y el dibujante Jean-Jacques Sempé inventaron en los años 50 del siglo pasado, ha traspasado el papel y ha saltado al cine de la mano del francés Benjamin Massoubre, que no solo adora al personaje, sino que está convencido de que Nicolás es inmortal.

«Lo más bonito de una obra de arte es poder atravesar el tiempo», declara a EFE el director debutante, pero montador de cintas de animación desde hace más de veinte años, entre ellas, «El pequeño vampiro» (2020).

Massoubre, que codirigió la cinta junto a Amandine Fredon y escribió el guion con la ayuda de la hija de Goscinny, Anne, confiesa, en una entrevista realizada por zoom, que desde que comenzó el proyecto, hace más de ocho años, la inmortalidad de Nicolás ha estado «dentro del corazón».

«Es un personaje que llevo muy dentro, tanto mi padre como mi abuelo eran profesores de colegio y ellos utilizaron estos libros para enseñar a leer a tantos y tantos niños… En mi familia se ha leído por generaciones: mi abuelo a mi padre, mi padre a mi y yo ahora se lo leo a mis hijos», dice.

No hace falta haber leído alguno de estos libros para valorar al protagonista de esta película de dibujos animados -su diseño de trazos limpios y optimistas, sus colores de acuarela y sus comentarios inocentes-, aunque sin duda ayuda disfrutar de este niño francés, antiguo y adorable, que desde hoy mismo está en las salas plantándole cara a la omnipresente «Avatar».

La película recupera algunas de las historias más famosas de Nicolás, pero lo más novedoso es el modo en que Goscinny y Sempé se pasan al mundo de la animación convertidos en muñecos de trazos idénticos a los de su personaje e interactúan con él, hasta el punto de que el niño les interpela directamente, y ellos contestan.

Así, la cinta repasa los momentos más importantes de las vidas de estos dos amigos que compartían el dolor de no haber sido niños y cuenta la «historia de resiliencia de los dos creadores que vuelven a la infancia siendo adultos para tratar de vivir cosas que les fueron robadas o no se les permitió vivir como niños, a través del pequeño Nicolás, cada uno por un motivo distinto, un pasado de abusos o una pérdida por el Holocausto», explica Massoubre.

Aunque Goscinny (1926-1977) y Sempé (1932-2022) publicaron los cinco libros originales de «El pequeño Nicolás» hace más de medio siglo, aún se venden copias en todo el mundo; de hecho, más de 15 millones de ejemplares -sólo en Francia, un millón- y ha sido traducida a más de 45 idiomas.

Nicolás, afirma Massoubre, «es especial porque la poesía que se desprende de la obra no está en otros libros similares. Sé que hay algunas cosas que están pasadas de moda, como la falta de diversidad o las relaciones con las niñas».

«La correalizadora y yo hemos querido respetar ese mundo de la posguerra francesa, esa poesía original que se desprende de la obra aunque haya cosas que ya ni existan, como los colegios segregados, pero a la vez hemos construido un arco para añadir cosas sobre todo respecto a esos temas».

Gracias a Anne Goscinny, rememora, «tuvimos acceso a un material precioso», documentos, rotuladores y lápices de su padre, o la mesa en la que trabajaba. Hasta una carta que le envió René a la viuda de Sempé donde le cuenta la anécdota de la última cena juntos, que se empeñó en pagar a pesar de que el «rico y famoso» era su amigo. Una preciosa escena que Massoubre ha incluido en la cinta.

Igual que el momento en el que se enteran de la muerte prematura de Goscinny, una de las secuencias más emotivas y el momento clave de esta película que es también un homenaje a sus creadores.

«¿Yo también voy a morir?», le pregunta el pequeño al dibujante, abatido por la noticia. «No, Nicolás, tu eres inmortal», le responde el Sempé de dibujos animados, aún más triste y desolado que el niño.

«Ese es el momento más importante de la película», confiesa Masoubre.

Sempé, que además de Nicolás, deja «hijos» como Astérix o las aventuras de Lucky Luke, falleció el pasado agosto, pero estuvo muy involucrado en la película, opinó y ayudó al diseño desde el principio, y por él, Nicolás siguió siendo, en la época de los ordenadores, un mono simple, dibujado a tinta con pluma y acuarelas.

Fuente: La Tribuna

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