La NASA quiere recurrir a la energía nuclear para mantener la energía en las bases lunares del futuro. La agencia espacial ha adjudicado contratos por valor de 15 millones de dólares a tres diseños de reactores de fisión nuclear de 40 kW que se probarán en la superficie lunar antes de 2030.

Si la NASA quiere alcanzar su objetivo de una presencia humana permanente en la Luna y una misión con tripulación a Marte, el suministro de energía es una cuestión crítica.

Durante la Carrera Espacial de los años 60, las misiones eran lo suficientemente cortas como para que las naves espaciales dependieran de baterías y pilas de combustible, mientras que las modernas naves tripuladas pueden arreglárselas con paneles solares.

Por desgracia, ninguna de estas fuentes de energía son adecuadas para una misión en la superficie lunar o marciana que tenga que mantener a los astronautas, las bases científicas y las máquinas funcionando.

El problema de la creación de una base lunar es que el envío de equipos a la superficie lunar es extremadamente caro, con un precio estimado de 100.000 dólares por cada medio kilo. Y lo que es peor, la base tendría que soportar 14 días de luz solar a 120 °C y 14 días de noche, a -130 °C.

Estas y otras limitaciones hacen que la opción más práctica sea una fuente de energía muy compacta, relativamente ligera y que utilice un combustible con una densidad energética extremadamente alta.

El concepto no es nuevo. La energía nuclear se utiliza en el espacio desde los años 60. La URSS llegó a colocar reactores completos en la órbita terrestre para alimentar los satélites de radar y las misiones Apolo dejaron en la Luna paquetes de instrumentos alimentados por isótopos radiactivos.

Para el programa Artemisa se necesita un sistema nuclear mucho más avanzado, modular, escalable y que pueda funcionar hasta una década.

Sería especialmente útil que estos futuros pequeños reactores pudieran funcionar con combustibles nucleares distintos del plutonio, debido a los graves cuellos de botella que existen en el suministro para producirlo para las misiones espaciales.

El objetivo de los contratos de la Fase I es producir información para un demostrador que servirá de base para la construcción de los reactores de producción para la Luna y Marte. Además, la tecnología se utilizará para avanzar en el diseño de cohetes nucleares para su uso en el futuro.

Fuente: computerhoy.com