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AXE, una sonda para estudiar la habitabilidad de Encélado

Como vimos hace unas semanas, las prioridades de la comunidad científica para el estudio del sistema solar durante la próxima década son Urano y Encélado. En el caso de la pequeña luna de Saturno, el concepto de misión favorito de la comunidad científica es Encedalus Orbilander, una sonda de tipo flagship —o sea, muy cara— capaz de orbitar y aterrizar en este satélite. Pero, ¿y si el presupuesto no permite una misión tan costosa? Una alternativa es lanzar una sonda de tipo New Frontiers, que son las siguientes en cuanto a coste dentro del programa de exploración planetaria de la NASA. Y dicho y hecho. La comunidad científica no está ociosa y ya han surgido las primeras propuestas de este tipo de sondas. Una de ellas es AXE (Astrobiology eXploration at Enceladus), una misión diseñada específicamente para atravesar los géiseres de Encélado y estudiar las condiciones de habitabilidad del océano interno que tiene esta luna. AXE (‘hacha’ en inglés) es un proyecto surgido durante la Escuela de Verano de Ciencia Planetaria del JPL (PSSS) de 2021.

Si fuera aprobada, AXE despegaría en 2033 y llegaría a Saturno mediante una trayectoria VEEEJGA, es decir, con un sobrevuelo de Venus (2033), tres de la Tierra y uno de Júpiter (2039). Tras nueve años de vuelo, la sonda llegaría a Saturno, donde pasaría un mínimo de cinco años realizando su misión científica. Para el estudio de Encélado, AXE efectuaría treinta sobrevuelos de Encélado con una altitud mínima de entre 30 y 50 kilómetros. Como en el caso de la misión Cassini, AXE usaría la gravedad de Titán, con diferencia la mayor luna del sistema de Saturno, para modificar su trayectoria. Para evitar la contaminación de los delicados espectrómetros de AXE con las sustancias orgánicas de Titán, la distancia mínima a esta luna debería ser de 1300 kilómetros.

AXE efectuaría dos tipos de sobrevuelos. Uno a través de los géiseres, en los cuales se utilizarían los dos espectrómetros de masas, MAIAB y QITMS, para detectar sustancias orgánicas en los chorros y determinar su origen biológico. En concreto, MAIAB será el encargado de identificar posibles biomarcadores procedentes del océano interno. Otro tipo de sobrevuelo estará destinado a recabar datos del campo gravitatorio de la luna para analizar la estructura del interior de Encélado y saber qué dimensiones y espesor tienen la corteza exterior de hielo y el océano bajo la misma. En prácticamente todos los sobrevuelos se usaría la cámara BEENIE (Better Eyes on ENceladus IcE), basada en la cámara LORRI de la sonda New Horizons.

Todavía es pronto para saber si la NASA podrá sacar adelante una misión como Enceladus Orbilander, pero, en caso de que no sea factible, ya tenemos propuestas como AXE capaces de estudiar en detalle las condiciones de habitabilidad de Encélado.

Fuente: danielmarin.naukas.com

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