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Este fue el primer animal con colmillos

Ilustración de dicinodonte. Aparte de los colmillos en la mandíbula superior, la mayoría poseía un pico parecido al de las tortugas que usaba para masticar su comida

 

Si piensa en un animal con colmillos probablemente lo primero que le venga a la mente sea un elefante. Es lógico, los suyos son espectaculares. Pero desde luego muchos otros animales los tienen, incluidos jabalíes, hipopótamos o morsas e incluso unas criaturas diminutas con apariencia de conejillo de indias llamadas popularmente damanes. El tamaño de los colmillos y el de su propietario pueden variar, pero todos estos pertenecen a la familia de los mamíferos. No se conocen peces, reptiles o aves con colmillos. Y que la evolución haya funcionado así es un misterio.

Un equipo de investigadores ha identificado al primero de todos los animales con colmillos. Se trata del dicinodonte, un antiguo pariente de los mamíferos que vivió hace entre 270 y 201 millones de años, antes de los dinosaurios. Lo cuentan en la revista ‘Proceedings of the Royal Society B’.

«Son animales muy raros», afirma Kenneth Angielczyk, coautor y curador del Museo Field de Chicago. Los dicinodontes variaban desde el tamaño de una rata hasta el de un elefante. Aunque los mamíferos modernos son sus parientes vivos más cercanos, se parecían más a reptiles, con picos similares a los de las tortugas. Descubiertos hace 176 años, una de sus características definitorias ha sido el par de colmillos que sobresalen en sus mandíbulas superiores. El nombre dicinodonte incluso significa ‘dos dientes caninos’.

Los investigadores tuvieron la idea de estudiar el origen de los colmillos mientras tomaban un descanso para almorzar en una excavación paleontológica en Zambia. Estaban rodeados de dientes de dicinodonte por todas partes y se preguntaron por qué se llamaban colmillos, ya que tenían características que los colmillos no tienen.

Crecer sin parar

Habían dado con una distinción crucial: no todos los dientes que sobresalen son técnicamente colmillos, una definición que depende de la composición de los dientes y los patrones de crecimiento. «Para este artículo, tuvimos que definir un colmillo, porque es un término sorprendentemente ambiguo», dice Megan Whitney, de la Universidad de Harvard. Los investigadores decidieron que para que un diente sea un colmillo, debe extenderse más allá de la boca, debe seguir creciendo a lo largo de la vida del animal y, a diferencia de los dientes de la mayoría de los mamíferos (incluidos los nuestros), sus superficies están hechas de dentina en vez de esmalte duro.

Bajo estos parámetros, los elefantes, morsas, jabalíes y damanes tienen colmillos. Sin embargo, otros dientes grandes del reino animal no lo son. Por ejemplo, los dientes de los roedores, aunque a veces sobresalen y crecen constantemente, tienen una banda de esmalte en la parte frontal, por lo que no se consideran colmillos. Algunos de los colmillos de dicinodonte que el equipo observó en Zambia tampoco parecían ajustarse a la definición, ya que estaban recubiertos de esmalte en lugar de dentina.

La diferente composición de los dientes frente a los colmillos también les da a los científicos información sobre la vida de un animal. «Los dientes recubiertos de esmalte son una estrategia evolutiva diferente a los colmillos recubiertos de dentina, es una compensación», dice Whitney. Los dientes de esmalte son más resistentes que la dentina, pero debido a la geometría de cómo crecen los dientes en la mandíbula, si se desean dientes que sigan creciendo a lo largo de su vida, no pueden tener una cobertura de esmalte completa.

Los animales como los humanos hicieron una inversión evolutiva en dientes duraderos pero difíciles de reparar; una vez que nuestros dientes adultos crecen, los perdemos si se rompen. Los colmillos son menos duraderos que nuestros dientes recubiertos de esmalte, pero crecen continuamente, incluso si se dañan. Como explican los investigadores, es como tener un automóvil que sea muy confiable pero muy difícil de reparar cuando tiene problemas, en lugar de conducir un cacharro que necesita reparaciones frecuentes pero es un modelo barato y fácil de reparar para cualquier mecánico.

Para pelear

Los diferentes tipos de dientes que han evolucionado en los animales pueden informar a los científicos sobre las presiones que estos enfrentaron y que podrían haber producido esos dientes. Los animales con colmillos pueden usarlos para pelear o para enraizar en el suelo, exponiéndolos a pequeñas lesiones que serían riesgosas para los dientes de esmalte que no crecen continuamente.

Para estudiar si los colmillos de dicinodontes eran realmente colmillos, los investigadores cortaron rodajas finas como el papel de los dientes fosilizados de 19 especímenes, que representan diez especies diferentes, y examinaron su estructura con un microscopio. También utilizaron escáneres de micro-TC para examinar cómo se unían los dientes al cráneo y si sus raíces mostraban evidencia de crecimiento continuo. Los científicos encontraron que algunos dientes de dicinodonte son de hecho colmillos, mientras que otros, particularmente los de algunas de las especies anteriores, eran simplemente dientes grandes. Sin embargo, no fue una progresión estricta de los no colmillos a los colmillos: diferentes miembros de la familia de los dicinodontes desarrollaron colmillos de forma independiente. Este hecho sorprendió a los científicos.

«Los colmillos de dicinodonte pueden decirnos mucho sobre la evolución de los colmillos de los mamíferos en general», dice Angielczyk. «Por ejemplo, este estudio muestra que se necesitan tasas reducidas de reemplazo de dientes y un ligamento flexible que adhiera el diente a la mandíbula para que los verdaderos colmillos evolucionen. Nos da una mejor comprensión de los colmillos que vemos en los mamíferos de hoy», agrega.

«Los dicinodontes eran los vertebrados más abundantes y diversos en la tierra justo antes de la época de los dinosaurios, y son famosos por sus ‘colmillos’. El hecho de que, en realidad, solo unos pocos tienen colmillos verdaderos y el resto tiene dientes grandes, es un hermoso ejemplo de evolución que podemos documentar. ¡Podemos ver cómo construir un colmillo!», añade Brandon Peecook, curador del Museo de Historia Natural de Idaho y uno de los autores del artículo.

Los investigadores creen que el estudio podría ayudar a los científicos a comprender mejor cómo funciona la evolución. «Los colmillos han evolucionado varias veces, lo que hace que te preguntes cómo y por qué. Ahora tenemos buena información sobre los cambios anatómicos que debían ocurrir para que los dicinodontes desarrollaran colmillos. Para otros grupos, como los jabalíes o las morsas, el jurado aún está deliberando», señala Christian Sidor, curador del Museo Burke de la Universidad de Washington y uno de los autores del artículo.

 

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