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Tegucigalpa,Honduras miércoles 16 diciembre 2020
Fue como en un abrir y cerrar de ojos, de repente vi que el agua había entrado a la casa y no paraba de subir, en ese momento quería salvar mis cosas de mi emprendimiento que tanto me costaron, pero solo tuve la opción de agarrar a mis dos hijos y salimos, cuando ya habíamos avanzado y la mente se nos despejó, nos dimos cuenta que no teníamos un lugar a dónde ir, los primeros cinco días dormimos en lugares distintos”, recordó con mucha nostalgia Karen Castro, una joven emprendedora en el rubro de la pastelería y repostería.
Tras salir huyendo de la inundación, dijo que después de dormir en varios lados, una mano solidaria les prestó una casa en Valle Verde, Ocotillo, ahí estuvieron un mes, pero luego, otras personas iban a ocupar la vivienda y no tuvieron alternativa de regresar a su hogar, aunque recalca que aún no tienen las condiciones adecuadas para vivir ahí.
Dijo que vivieron una verdadera odisea y que no solo era ella y su familia sino unas 18 personas que se juntaron y no se separaron en todo ese tiempo que estuvieron refugiados, pero lo más difícil era escuchar a los niños pedir comida cuando las necesidades básicas estaban muy limitadas.
SU MEDIO DE VIDA
La joven decidió emprender desde hace más de un año, su negocio se había consolidado por su creatividad y calidad de sus trabajos, cada día obtenía más clientes, sin embrago jamás imaginó que de la noche a la mañana todo su esfuerzo iba a quedar bajo el agua.
Castro vive en la parte baja de la colonia Rivera Hernández, aseguró que por vivir en una zona estigmatizada por la violencia y criminalidad se le hacía imposible encontrar empleo, cada vez que iba a una entrevista laboral y le preguntaban su domicilio e inmediatamente se le cerraban las puertas, razón por la que decidió emprender.
La joven había iniciado la construcción de su local para dar mejor atención a sus clientes, aseguró también contribuía económicamente en los gastos del hogar, ahora necesita reactivar su negocio y pide ayuda porque perdió todo el material básico para la elaboración de sus pasteles.
“Mi sueño siempre ha sido tener mi local para el negocio y en estos momentos están truncados, porque perdí lo necesario para trabajar, solo en material había invertido 10 mil lempiras, más los productos que tenía para elaborar los pasteles que me habían encargado”.
Para reactivar el negocio, Castro necesita un horno o estufa, batidoras, bandejas y afirmó que con unas libras de harina se pone a trabajar, por lo que pide apoyo para rescatar su medio de vida, las personas que deseen solidarizarse y contribuir pueden comunicarse al 8990-4148.
“Todas las familias de esta zona perdimos todo, pero damos gracias a Dios porque no hubo pérdidas humanas, tenemos fe que podemos recuperar lo material”.
Fuente: hondudiario
