Los seres humanos tendemos a subestimar los avances tecnológicos, cuando se vuelven cotidianos. Hoy en día una foto aérea no nos impresiona: cualquiera puede comprar un dron por poco más de 30 euros y hacer sus propias capturas. Pero hace un siglo, las fotos aéreas eran un logro al alcance de muy pocos.

Prácticamente desde que se inventó la fotografía, los expertos han intentado capturar imágenes desde el aire. En 1858 el fotógrafo francés Gaspard-Félix Tournachon realizó las primeras fotos aéreas, usando un globo. A finales del siglo XIX se pusieron de moda las fotografías desde cometas, y el mismísimo Alfred Nobel (sí, el de los premios) llegó a hacer fotos lanzando la cámara en un cohete, en 1897.

Pero en 1907, una paloma perdida que regresó extrañamente bien alimentada animó al farmacéutico alemán Julius Neubronner a desarrollar una cámara para palomas:

Palomas con cámara

Julius Neubroner utilizaba las palomas para entregar medicinas urgentes. En una ocasión se perdió una de ellas y regresó al cabo de un mes, muy bien alimentada. El farmacéutico sintió curiosidad por saber dónde había estado la paloma, así que se le ocurrió desarrollar una cámara para palomas, con las que tomar fotos aéreas.

Hoy en día parece una tarea sencilla: hay cámaras del tamaño de un grano de arroz. Pero en 1907 las cámaras de fotos eran como una caja de zapatos, pesadas y muy delicadas.

Neubroner miniaturizó una cámara de la época con materiales ligeros hasta conseguir que pesase menos de 75 gramos. La colocó en una placa de metal que colocó a la paloma con un arnés, y la entrenó para que se acostumbrase al peso. La soltó a 100 Kilómetros de casa, y así capturó sus primeras fotografías aéreas.

Fotos áereas con palomas

Para hacer las fotos usaba un inteligente sistema neumático: una goma hinchada iba soltando el aire poco a poco, y cuando se desinflaba por completo liberaba el obturador y hacía la foto.

Era una fotografía completamente al azar, ya que era imposible decirle a la paloma por dónde tenía que volar, o calcular cuándo se tenía que abrir el obturador para hacer una buena foto.

A lo largo de los años Julius Neubroner perfeccionó su método. Diseñó minicámaras que podían hacer hasta 15 fotografías, e incluso algunas con dos lentes para capturas fotos opuestas, y hasta fotos en 3D.

Se hizo famoso en los concursos de fotografía y ferias de tecnología, en donde ganó varios premios. Su invento interesó a los gobiernos europeos, especialmente en el ámbito militar para reconocer el territorio enemigo.

Las palomas fotógrafas se utilizaron en la Primera y Segunda Guerra Mundial en ambos bandos. Los alemanes y los franceses las introducían en territorio enemigo por medio de perros que las transportaban en cestas.

En los años 70, la CIA llegó a desarrollar una cámara con batería para usar con palomas espía, soltándolas desde un avión.

Hoy en día los drones hacen este trabajo de una forma infinitamente más eficiente. Pero nunca conviene olvidar de dónde venimos, para valorar lo que tenemos…